En ocasiones sobrevaloramos la espontaneidad, o no la entendemos bien. En general se sitúa en un pedestal como una cualidad deseable de las personas, algo que apreciamos encontrar en el otro, que nos resulta atractivo. Pensamos en lo contrario de espontáneo y nos produce repelús: postizo, hipócrita, legalista, rígido, “con poca cintura”. Otras veces la miramos con cierta desconfianza. Como si fuera el fruto de una personalidad aún no madura. Pero ¿cuál es la mejor manera de enter la espontaneidad?
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Qué hacer para que un chico se enamore de ti
Mi amigo Jon dice que los hombres son unos conquistadores pésimos y las mujeres unas seductoras nefastas. En resumen: no tenemos ni idea de ligar. La E.P.A. —Experiencia Propia y Ajena— me lleva a darle la razón.