¿Por qué las mujeres en España no tienen hijos? O no tienen los que querrían —quieren 2, tienen 1,19—. O los tienen más tarde de lo que les habría gustado. Una de las primeras cosas que hice cuando empecé a preparar el ensayo para Nuestro Tiempo, «Natalidad: tan lejos, tan cerca», fue sumergirme en la Encuesta de Fecundidad de 2018 del Instituto Nacional de Estadística (INE). Por mi hábito periodístico de contrastar cada información, no me valía quedarme en la nota de prensa publicada por el INE. Me metí en sus tablas. Y profundizando profundizando… llegué hasta escarbar en los microdatos, previa ayuda de mi editor ingeniero que hizo magia con un excel gigantesco que para mí era ininteligible. Y encontré que el motivo principal por el que no tenían hijos las mujeres entre los 30 y los 49 años no era, como suele parecer por los titulares de prensa, ni un problema económico ni un problema laboral. Os cuento más en este post.
Categoría: Ser mamá mola
No conoceré a mi cuarto hijo, pero esto es lo que me ha enseñado
Tuvimos que despedirnos de nuestro cuarto hijo demasiado pronto. Despedirnos de él y de todo lo que implicaba, de todo lo que soñábamos, de esos futuros posibles que veíamos ramificarse en el horizonte imaginando cómo sería y el nuevo color que aportaría a nuestra familia. Empezar a hacer planes y decir adiós a las pocas semanas. Os cuento 5 cosas que nuestro pequeño me ha enseñado en su corta vida.
«Burnout» parental: entender las causas y conocer las soluciones
He publicado recientemente en Aceprensa un artículo sobre el burnout parental. Es el resultado de varias semanas a investigar, a entrevistar a expertos, a recopilar respuestas (¡gracias a todos los que colaborasteis por Instagram!) y testimonios sobre este tema del que me parece necesario hablar y dar a conocer. No para lamentarnos y quedarnos mirando las heridas, sino para saber que puede suceder y no asustarse, ser empático con quien pueda estar pasándolo mal y estar atento a ofrecer ayuda, hacer lo que esté en nuestra mano para promover una visión y una manera de ser padres que no suponga una losa irremediable; saber que, si pasa, hay profesionales preparados para acompañarnos y que, como en cualquier tema en la vida, no es de débiles pedir apoyo cuando se necesita.
Hablemos de sexo… ¿en los colegios e institutos?
¿Es necesaria la educación afectivo-sexual en las escuelas? Mi respuesta rápida es “sí”. Pero sin olvidar que los primeros educadores de los hijos son sus padres. Que las escuelas deben apoyar esa labor (no estorbar o deconstruir). Y que habrá que ver cómo se imparte esa educación, quién la imparte, cuándo y con qué contenidos en cada etapa de los niños y adolescentes. Os cuento también algunos ejemplos de educación sexual deficiente y algunos de buenas prácticas.
