¿Qué se necesita para dar el paso para una primera cita?
Primero, recordar que «un café no es una propuesta matrimonial». Así que no hay que darle tantas vueltas, ni sobreanalizarlo, ni agobiarse en exceso.
Segundo, tener alguien a quien pedírselo. Y ese alguien no tiene que ser “ya” el amor de tu vida; quizá llegue a serlo, pero aún no puedes saberlo porque aún no os habéis tomado ningún café juntos y necesitáis conoceros más.
¿A QUIÉN LE PIDO UN CAFÉ?
No todas las relaciones empiezan con un flechazo. Y no pasa nada. Hay gente que se enamora más rápido, otros más lento. Incluso la misma persona ha podido experimentar el enamoramiento en algunos casos como un rayo y en otras ocasiones como una chispa pequeña que va haciéndose fuego. Cicerón decía que la amistad surge con el trato. Y yo añado: el enamoramiento también. Porque enamorarse es más que que una persona te resulte atractiva, para enamorarse necesitas conocer más que su físico y para ello son necesarias conversaciones, de tú a tú. No son suficientes los charloteos informales en unas copas rodeados de gente.
Así que no necesitas sentir mariposas en el estómago antes de pedirle un café a la otra persona. Simplemente que sea alguien a quien te gustaría conocer más con vistas a un posible noviazgo.
¿Cómo elegir cuando hay varias opciones? ¿Cómo decidirte por preguntarle a una persona o a otra?
Os contaba en el post «El que no arriesga no gana»: las chicas del pódcast Dos Millennials abordaban en un tuit el tema de la búsqueda de la pareja perfecta y el descarte de personas que potencialmente podrían ser adecuadas: «Por el análisis a la parálisis». Y añadían:
«La percepción del coste de oportunidad es también un problema. Somos más conscientes que otras generaciones de que la persona que estás conociendo compite con otras hipotéticas personas que están ahí fuera que podrían ser mejores. Ese pensamiento nos hace dar menos oportunidades».
Y esto enlaza con el tema de «la paradoja de la elección»: una de las conclusiones a las que llegó Mark Regnerus después de su encuesta a casi 16.000 estadounidenses: más que el miedo al compromiso, lo que parece darse, según Regnerus, es la paradoja de la elección, propiciada por las citas online: hay tantas posibles parejas para elegir, que ¿cómo escoger?
Como os contaba en «Otro modo de ligar es posible», según la explicación de Regnerus:
«si la segunda cita no ha resultado como esperabas o si se da una discusión en la tercera… ¿por qué esforzarte en esa relación, invertir tiempo y preocupación, si puedes fácilmente intentar otra opción? Se cuela fácilmente la mentalidad de “hay muchos peces en el mar”, de “puedo encontrar a alguien mejor/ puedo estar perdiéndome a alguien mejor”».
Las apps de citas solo han agravado problemas ya existentes. El sentimentalismo galopante, el mito de la media naranja y creer que la perfecta compatibilidad debe ser un punto de partida llevan lastrando relaciones desde hace tiempo: si la cosa no fluye, si aparecen las crisis, si llega el momento de poner en juego algo más que las emociones… los implicados deciden pasar a lo siguiente, porque «mi media naranja tiene que estar en algún lado y esta persona no lo es, porque si no, todo nos iría bien sin problemas a la primera». Este peligro acecha en cada etapa de una relación, del “me gustas” hasta después del “sí, quiero”.
Aunque las apps lo han magnificado, no es nuevo el pensamiento de que uno siempre podría encontrar a una persona con la que encajar mejor, o más fácilmente, o que sea más guapa, o más divertida… «¿Cómo me voy a prometer con alguien si no sé si en un tiempo aparecerá alguien mejor?», me decía un compañero hace casi veinte años.
QUÉ TENER EN CUENTA ANTES DE UNA PRIMERA CITA
En una segunda parte hablaré más de las segundas citas y oportunidades, pero volvamos a la primera cita y a cuatro ideas que conviene tener en mente:
- No hay ninguna presión de que tengas que decidir en la primera cita si esa persona puede ser tu novio/a o no. Quitemos estrés a las primeras citas. No deberían ser un jugarse todo a una carta.
- Por la misma razón, no debería pasar nada si te has comportado de manera un poco extraña, poco auténtica, por nervios, etc. Hablaremos más de esto luego. Todos tenemos derecho a tener un día malo o a que nos pueda el pánico romántico.
- No hace falta que digas “te invito a una cita”, pero sí que debería quedar claro que lo es, para ambos. Así se evitan confusiones posteriores, que son dolorosas.
- En las encuestas que hice sobre este tema alguien comentó: «No le llamaría cita si no hay un mínimo de atracción. Sería salida entre amigos para mí». Más que un mínimo de atracción, tiene que haber un cierto interés romántico. Pero no lo llamaría “salida de amigos”, porque quizá aún no sois amigos (a lo mejor esa persona sí está en tu grupo de amigos pero a lo mejor no). Yo creo que cuando se queda para conocerse más con un fin “romántico” (véase: si con esta persona puedo dar pasos hacia un noviazgo), a eso lo llamaría cita, aunque de entrada no haya atracción. Puede que al final, efectivamente, se quede en amistad, pero es distinto cuando tomarse un café con alguien para construir una amistad que tomárselo para construir una amistad y ver si algo más.
Creo que hay que fomentar una cultura de las citas más sencilla, serena, que no cause tantos quebraderos de cabeza. El “Dating project assignment”, con sus puntos sobre cómo debería ser una primera cita, puede ayudar a este sueño: aquí os lo dejo, por si queréis hacerlo viral y así que cunda el ejemplo.
RED FLAGS TRAS UNA PRIMERA CITA
En mi opinión, no se debería tachar de la lista a una persona para una segunda cita salvo en algunos casos muy claros y concretos: las llamadas red flags.
En las respuestas (¡unas 300!) de la encuesta que hice en Instagram, los motivos para no ir a una segunda cita acabaron coincidiendo bastante. Pero, entre los que más se repitieron hay 5 que yo consideraría red flags, o motivos graves o suficientes para poder decir «Con una cita me vale» (os los pongo en el orden de más repetidos a menos):
- No tener los mismos valores, misma visión de la vida, convicciones o, al menos, mismas inquietudes, una actitud de apertura a esas ideas. Ridiculizar y/o faltar al respeto a esas creencias.
- Mala educación, malos modales (aquí entraban desde cosas de higiene básica, hasta maneras de hablar, faltas de caballerosidad, mala educación comiendo, etc). Personalmente, me parece más grave la número 3, pero esta respuesta salió la segunda más repetida. También creo que hay cosas de higiene o de modales que se pueden ir cambiando y mejorando; aunque por otra parte pienso que a veces esa mala educación es un síntoma de problemas más profundos y arraigados. Tengo que darle una vuelta a este punto. ¿Qué pensáis?
- Faltas de respeto. Hacia ti o hacia otras personas (camarero, conductor del bus…). También cómo habla de personas no presentes. (Para mí esta, la número 1 y la 5 serían las red flags esenciales).
- Solo habla de sí mismo. Os confieso que este me ha llamado la atención porque había muchísimas respuestas en esta línea, generalmente referidas a chicos. (Chicos: aquí tenéis ideas para vuestras próximas citas, de qué NO hacer). Algunas variantes de este tema que también han aparecido abundantemente: “no se interesa por mis cosas”, “habla de su ex” (que me parece tremendo esto en una primera cita, ¡¿qué necesidad?!). También varias personas hablan de tomarse cafés con alguien y que el otro esté más centrado en el móvil que en la persona que tiene enfrente. Ojo.
- Tras compartir algunas de estas respuestas en la primera encuesta, lancé dos preguntas relacionadas con este punto: una sobre los tímidos y otra sobre hablar de los ex.
- De los tímidos hablaremos más en otra ocasión, pero ahora simplemente adelantar que muchas veces las torpezas en la comunicación en una primera cita pueden venir de una timidez o un ser introvertido, no por engreímiento o por chulear.
- «Habla de su ex» así de entrada me sigue pareciendo un poco que no pega en una primera cita, pero hubo varias respuestas muy interesantes cuando repregunté sobre esto y os copio algunas. De esto me surge la idea de que hay algunas red flags que son claramente red, sin excusas, pero hay otras que pueden ser naranjas o amarillas, dependiendo de muchos factores. Aquí van algunas explicaciones que me disteis sobre por qué alguien menciona a su ex en la primera cita:
- No lo ha superado, sigue con heridas de la anterior relación (caso de más red que yellow)
- Para chulearse, dárselas de interesante (bandera roja como un tomate, si es el caso)
- Una cosa es que hable de su ex y otra es que en la conversación salga casualmente algún ex, sin demasiado detalle innecesario. Algunos comentabais que es interesante tener esta información para poder ir conociendo parte de su historia (estoy de acuerdo en esto, solo que no lo veo necesario en una primera cita, pero bueno, si surge, surgió, tampoco me parece gravísimo si no es el caso de los dos primeros puntos).
- Otros decíais que podía ser una forma de dejar claras las expectativas, en plan «espero no repetir esto», aunque algunos añadíais en este sentido que tal vez no era el mejor modo de hacerlo.
- No tener la misma intención para estar quedando (una persona está pensando en solo sexo o sexo cuanto antes, y la otra en compromiso, por ejemplo).
En otro orden de cosas, no como una red flag, sino como un indicador, que ha apuntado muy sabiamente una de las respuestas de la encuesta: si la otra persona pone excusas para una segunda cita… mejor no insistir.
Continuación de este post: «Dos cafés (o más) tampoco son una propuesta matrimonial»: artículo sobre qué aspectos que, en mi humilde opinión, no me parece que necesariamente sean claves para rechazar una segunda (o próximas) citas.
Foto de Marcos Paulo Prado en Unsplash
Descubre más desde #MakeLoveHappen
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Un comentario en “La primera cita: el antes y el después”