Agradecimiento y otras A’s

Hace unos meses escribí sobre el «efecto dementor» y sobre cómo todos podíamos acabar convirtiéndonos en uno de ellos. Pero que no cunda el pánico, porque hoy os presento el programa de prevención.

¿Cómo evitar ser una persona quejica, amargada, resentida, con esa tendencia pegajosa a ver siempre el lado chungo, los “peros” y a agigantar los problemas con un toque de dramatismo ideal para una telenovela?

Algunas de las claves: el asombro, la admiración, el agradecimiento, la adoración, el amor y la alegría. La teoría de las A’s. Esta es mi propuesta no solo para evitar convertirte en dementor sino además vivir una buena vida.

El agradecimiento es de lo mejor para luchar contra la queja constante: solo hace falta que nos fijemos en todo lo que tenemos en nuestra vida y en todo lo que llevamos vivido —si os ayuda, podéis hacer una lista con boli y papel (o en las notas del móvil también)—, «motivos para dar las gracias». El ingrato es quien pasa de todas esas realidades buenas, no les da el valor que merecen y encima sobredimensiona lo negativo.

En cambio, la mirada del agradecido es una mirada de benevolencia. Sí, sé que es una palabra larga y rara y que suena a convento antiguo, pero es que su sentido etimológico es demasiado bueno como para obviarlo: benevolencia, querer el bien del otro. Mirar con benevolencia es mirar con esperanza, percibiendo lo bueno de cada persona y lo bueno de cada suceso, incluso cuando todo lo bueno parece sepultado bajo un montón de excrementos. No es ser un iluso que niega la realidad —que las personas a veces obramos mal, que a veces todo se tuerce— sino elegir dar valor a lo que se lo merece.

El agradecimiento no consiste solo en «dar las gracias» cuando recibimos algo. El agradecimiento es una actitud, se dan las gracias con las palabras y también con nuestras acciones y nuestro modo de actuar.

Ser agradecidos nos ayuda a no acostumbrarnos a lo que tenemos, a no tomarnos las cosas como si alguien nos debiera algo. ¿Qué méritos hemos hecho para poder disfrutar de la vida? ¿Quién puede decir que «tengo una familia maravillosa porque me la he ganado»? En mi temprana adolescencia había un compañero en clase que iba muy de rebelde, de oponerse a lo que fuera. Recuerdo una de sus “joyas” en uno de nuestros debates frecuentes: «Nadie ha creado el mundo. El mundo lo hemos hecho los hombres con nuestras manos y nuestro sudor». A mí me daban ganas de reírme. Sí, sobre todo con su sudor, que el pobre no daba palo al agua…

En el amor el agradecimiento forma parte del mosaico diario y me parece que resulta muy útil para luchar contra la rutina: no dejar de agradecer los pequeños —o no tan pequeños— detalles y servicios que tiene la otra persona contigo es una manera de no acostumbrarnos, de no dejar de valorar cada acto que realiza la persona a quien queremos, de no fallar en descubrir su amor por nosotros hasta en lo más menudo.

Jacques Philippe dice que la gratitud «tiene que convertirse en una actitud del corazón, una disposición de vida, y un modo de situarnos en la existencia» y que es una forma genial de librarnos de «amarguras y decepciones, y en definitiva, seremos felices».

¿Y las otras A’s? Lo dejo para un post próximo, que esto tiene miga. Al final, en la teoría de las A’s, todas están relacionadas entre sí.

El asombro y la admiración, el descubrir regalos en todo, en nuestro día a día, en lo más pequeño… eso nos lleva a ser agradecidos.  Tirando del hilo de la pregunta que se hacía el padre de mi amigo Paternina: «Si así son los regalos, ¿cómo será quien [Quien] los envía?» nos puede llevar a descubrir la idea de adoración. Su relación con el amor… ¡el amor lo es todo! Y sé, porque está comprobado por la E.P.A., que del agradecimiento nace espontáneamente la alegría, y que es la mejor manera de aposentarse en el mundo.


Gracias a la gran Loreto, autora del blog Walking in the Jungle —no os lo perdáis—, descubrí hace unas semanas una palabra muy bonita para expresar agradecimiento: Dayenù! Un bonito regalo. Gracias. 😉

11 comentarios en “Agradecimiento y otras A’s

Lo que aprendemos por el camino, muchas veces lo aprendemos con los demás... ¿Qué te ha parecido este texto?

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