A los 20 todo es más fácil: menos exigencias, más ilusión, cero manías. Conoces más gente, tienes menos miedos y más ganas de lanzarte. La vida aún no te ha dado tantos golpes y creces junto a quien amas. A los 30 hay más cabeza, más filtros… y más cicatrices. El amor puede ser más sereno, sí, pero ya no tan ingenuo o tan impulsivo. ¿Es más difícil entonces enamorarse a los 30? Si es así, ¿podemos hacer algo para que no sea tan difícil?
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Dos cafés (o más) tampoco son una propuesta matrimonial
Conoces a una persona, es maja, es guapa, coincidís en lo fundamental, pero… Siempre hay un pero. Siempre lo va a haber. La paradoja de la elección junto con el mito de la media naranja (piensas que solo una persona puede encajar contigo y te aterra fallar en la decisión) son un combo explosivo que te va a llevar a no decidir nunca, o a andar siempre agobiado con tus decisiones. Cada cual es libre de decidir sus red flags, por supuesto, pero con esta mentalidad de búsqueda de la persona ideal, lo que tenemos es una lista de imposibles. «Las cosas se complican cuando las personas tienen una lista de 1 millón de irrenunciables», decía una de las respuestas en Instagram. Y coincido plenamente con esta apreciación. Hay que tener irrenunciables, sí. No seré yo quien diga que hay mendigar el amor o bajar el listón. Pero a ver dónde ponemos los estándares o en qué cosas colocamos el foco. Aquí va mi lista de aspectos que, en mi humilde opinión, no me parece que necesariamente tengan que llevar a rechazar una segunda (o próximas) cita.
¿Qué pasa cuando se casa una amiga?
Cuando en un grupo de amigas comienzan las primeras bodas la emoción suele ser grande. Se vive con ilusión cada preparativo, se comparten las inquietudes y los sueños, y las amigas —si son buenas amigas— se alegran infinito por la aventura que va a comenzar la que se casa. Todo esto puede ir unido a una cierta pena: se intuye que el nuevo camino de la futura esposa es algo nuevo que implicará cambios en sus otras relaciones. ¿Eso quiere decir que cuando uno se casa los amigos se olvidan?
No. Para nada.
Al menos no debería ser así.
