A raíz de una conversación con mi amiga Coral, al comienzo del Adviento, sobre lo difícil que era a veces encontrar decoración, postales y cualquier elemento de decoración navideño que tuviera que ver realmente con lo que significaba la Navidad, empecé a darle vueltas a una idea. He tenido la oportunidad de publicarla en Nuestro Tiempo. En este post os dejo el link al artículo.
Siempre me han dado envidia los noviazgos que surgían de amistades. En mi planteamiento de cómo desearía que se sucediera el flujo de acontecimientos, ser amigos antes que novios era mi sueño. Veía —y veo— muchas ventajas a una situación así. Pero este no fue mi caso. Nunca. ¿Nos queda algún consuelo a quienes nuestro enamoramiento no brotó sobre las raíces firmes de una verdadera amistad? No un consuelo, sino una preciosa tarea.
¿El amor duele? ¿Cómo puede doler algo que es tan maravilloso? ¿Nos han afectado más de lo que pensamos a nuestra visión del amor y el dolor esas historias de amores trágicos en los que el atormentado joven demuestra su amor máximo quitándose la vida? Pero, si intuimos que en esa actitud hay algo que no funciona, ¿qué quería decir la Madre Teresa de Calcuta con su «Ama hasta que duela. Si duele es buena señal»? Por otra parte, ¿es posible amar huyendo sistemáticamente de cualquier cosa que nos cause sufrimiento?
El 25 de junio el editor de #MakeLoveHappen cumplió años.
El editor del blog es mi amante.
Se llama Pablo. Y ya iba tocando hablaros —un poco— de él.
