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El que no arriesga no gana

¿Qué es lo que más nos frena a la hora de comenzar una relación de noviazgo? Miedo al fracaso, al compromiso, a perder la libertad... Falta de ideas claras, de prioridades... Analizo un poco algunos de estos escollos y propongo algunas soluciones para salir del atasco.

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8 + 12 ideas de conversaciones para el tiempo amorfo

El tiempo amorfo es una etapa en la que es mejor no eternizarse ya que por definición, es temporal, es un “limbo”: el conocimiento mutuo que vais ganando os tiene que llevar a decidir si la relación pasa al noviazgo o dais un paso para atrás. No hay una duración ideal, cada persona es única y en cada circunstancia puede necesitar unos tiempos u otros. Lo importante es ser sincero (con uno mismo y con el otro) sobre las intenciones, y saber que si estamos aún en ese limbo no es por cobardía ni por cualquier excusa barata. En medio del enamoramiento y las emociones que suelen acompañar esta etapa, hay que meter cabeza y voluntad para ser conscientes de que también es el momento para conocer más al otro y darnos a conocer a nosotros mismos. ¿Cómo crecemos en ese conocernos? Una de las grandes herramientas a nuestro alcance para esto es la comunicación.

Hacer el amor: cantidad o calidad, falta de tiempo y fijación por el placer

El sexo es bastante sencillo: pero sacarle todo el potencial que contiene por diseño, vivirlo de una manera que nos haga querer más y mejor, disfrutando con todo nuestro ser, que nos sintamos queridos, deseados, acogidos, en cada centímetro cuadrado de piel y de alma… eso no sale solo. Una vez desterrado el mito de la espontaneidad, convencidos de que el tiempo es un aliado y de que podemos construir el deseo, podemos encontrarnos con otras cuestiones para resolver: ¿mejor cantidad o calidad? ¿Qué hacemos ante la falta de tiempo? ¿Cuál es el papel del placer en nuestras relaciones?

Hacer el amor: el mito de la espontaneidad y cómo construir el deseo

Las películas nos muestran relaciones sexuales “perfectas” (según ciertos estándares): surgen espontáneamente, a los dos les apetece al mismo tiempo, en general siempre están disponibles y con energías suficientes para ello (por eso es muy fácil que surja en cualquier momento y lugar y que un pestañeo o una leve caricia sea la chispa que prenda todo). ¿El truco? Es ficción. Vale, ¿entonces fuera de las pantallas estamos abocados a lo contrario? No, para nada. Pero hacer el amor, como un buen baile en pareja, no se improvisa.