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Fertilidad: algo más que hormonas y regla

Solo el 3 por ciento de las mujeres saben reconocer signos normales o anormales de su salud reproductiva e identificar cuándo ovulan, según destaca la web Managing Your Fertility. 3 por ciento. ¿Cómo es posible este desconocimiento en pleno siglo XXI, con tanta información a nuestro alcance y con los tabués sobre sexo superados?

En los institutos se dan sesiones sobre sexualidad, salud sexual y reproductiva… pero se saltan un capítulo básico o lo pasan muy por encima: parece que del ciclo de la mujer el punto importante es la regla, y más allá de que te viene una vez al mes (aproximadamente), de que los ciclos duran entre 25 y 30 días, de que los días previos al periodo estás más sensible e irritable… no nos dan mucha información. Siendo adolescente, aprendí por mi cuenta cómo funcionaba el resto del ciclo. 

Hormonas en una montaña rusa y la importancia de conocernos para cuidarnos

Recuerdo la primera vez que vi una tabla con la comparativa de las hormonas de los chicos y las hormonas de las chicas a lo largo de un mes. Este sencillo conocimiento puede ayudarnos a comprendernos mejor, aunque sea simplemente para entender que tu sensación de estar en una montaña rusa tiene su explicación cuando ves que tus hormonas, efectivamente, se están comportando como si estuvieran en una. Esto para una adolescente en pleno proceso de conocerse y madurar me parece información valiosa, un salto de calidad más allá de los comentarios impertinentes de tus compañeros de «¡Qué borde estás! ¿Es que tienes la regla o qué?». 

Si al hablar de salud sexual no hablamos de conocer nuestro ciclo en primer lugar, ¿de qué estamos hablando? Sabemos identificar, por ejemplo, si nuestro estómago está funcionando bien o está dando problemas, sabemos leer los signos, interpretarlos. ¿Por qué no nos enseñan —en nuestra familia y/o en el colegio— a hacer lo mismo con nuestro sistema reproductor? 

Conocer no solo cómo funcionan los ciclos en abstracto sino nuestros ciclos en particular nos capacita para tener el conocimiento necesario sobre nuestra salud. Saber si va todo va bien y poder identificar síntomas que apunten a posibles problemas, desequilibrios hormonales, etcétera, y, toda esa información sobre tus ciclos, es información valiosísima para que el ginecólogo pueda encontrar las causas y dar con un diagnóstico. 

Conocerse para aceptarse y ser libre

¿Y por qué en la educación sexual se saltan este capítulo básico de autoconocimiento femenino? Me imagino que en gran parte debido a prejuicios contra los métodos de reconocimiento de la fertilidad. Como si observarse, conocerse a una misma, fuera algo solo reservado para gente de ciertas creencias minoritarias. Como si escuchar al propio cuerpo fuera algo que va en contra del progreso. Como si no depender de hormonas o de elementos extraños al propio cuerpo no fuera lo suficientemente empoderador. 

Vivimos en una sociedad que ve la fertilidad con sospecha, como si fuera una enfermedad. Pero la fertilidad, ese baile hormonal de cada mes, es un signo de que tu cuerpo está funcionando como debe, es decir, que estás sana, como explican en Loving Your Cycle. Se habla de aceptarse a una misma, de querer tu cuerpo tal como es… pero por otra parte nos machacan con una idea de salud sexual y reproductiva que se basa en una visión totalmente sesgada del propio cuerpo

Actualmente, cuando aparece un problema —unos ciclos irregulares, un dolor insoportable, etc.— lo más rápido, cómodo y común es “solucionarlo” con anticonceptivos. Y pongo “solucionarlo” porque no es una solución ni una cura, es un parche, con no pocos efectos secundarios en las mujeres. La ciencia avanza a pasos agigantados, ¿por qué no hay más investigación en este sentido para asegurar a la mujer una salud integral y respetuosa con su propio cuerpo? (Interesante este post sobre el síndrome de ovario poliquístico, por ejemplo). 

Al hablar de métodos de reconocimiento de la fertilidad tendemos a pensar directamente en planificación familiar natural. Pero los métodos de reconocimiento de la fertilidad no son solo para planificación familiar, sino para conocerse a una misma en primer lugar, y precisamente por eso luego sirven para lo otro (hablaré en próximos posts de esto). Por eso es algo que funciona para cualquier mujer en edad fértil: sea cual sea su estado civil/sentimental, sea cual sea su postura política, sean cuales sean sus creencias, tenga ciclos regulares o irregulares. Es para todas y está al alcance de todas. 

¿Cómo lo hacemos? ¿Qué métodos existen?

Billings, sintotérmico, método de la temperatura basal, Creighton.

Gratuitos, sin efectos secundarios, sin tener que hormonarse. Lo único que se necesita es aprenderlos bien, preferiblemente con un monitor especializado que te ayude en los primeros ciclos (y si tienes novio o marido, totalmente aconsejable aprender los dos, como comentaré en otro post). 

Y sí, puede costar un poco pillarle el truco, pero creo que porque no nos han enseñado cuando tocaba: si cuando a las chicas nos viene la primera regla, además de explicarnos cómo se usa un tampón o una compresa, nos contaran algo más de esto y nos fueran enseñando a conocernos, a identificar los indicadores de fertilidad y conocer nuestro ciclo de manera integral, el aprendizaje sería mucho más sencillo y natural. Por otra parte, nos esforzamos por aprender muchísimas cosas a lo largo de nuestra vida, así que un poco de esfuerzo por nuestra propia salud… vale la pena. 

En estos métodos, se va llevando un registro diario de tu situación fértil / infértil. A algunas personas les puede parecer un poco rollo de entrada estar apuntando todos los días, pero, como le leí a mi amiga Emma, con gran sentido común: es como si dices que te da pereza lavarte los dientes, o desmaquillarte antes de irte a dormir, o echarte una hidratante… Vale, puede dar pereza, pero al final creas un hábito saludable y las rutinas de salud son necesarias

Como señalan en este artículo: una vez que has aprendido, esta rutina de salud no te lleva más que unos pocos minutos cada día y los beneficios son para toda tu vida fértil; muchas de las usuarias de estos métodos afirman que se toman esos minutos como un tiempo dedicado al autocuidado, un momento diario para comunicarse con el propio cuerpo.

Escuchar a tu cuerpo, no luchar contra él

Cuando empecé con la gimnasia posparto tras mi primer hijo, la fisio nos explicaba que hacer hipopresivos nos ayudaría no solo a la recuperación de nuestro suelo pélvico sino que también iríamos ganando en consciencia sobre nuestra postura a lo largo del día y nos ayudaría a corregirla en caso de que fuera necesario. Y así fue. También nos avisó: al principio mantener la buena postura mientras trabajáis sentadas frente al ordenador, por ejemplo, os costará, os cansará, tendréis que hacer un esfuerzo especial, pero, a medio-largo plazo, compensa, porque, aunque no nos demos cuenta, cansa mucho más mantener una mala postura; intentar hacer los ejercicios con una cierta frecuencia nos ayudaría también con eso. 

¿Por qué os cuento esto? Los hipopresivos contribuyen a ganar en consciencia sobre la postura y con eso mejorar en salud y bienestar, y el reconocimiento de la fertilidad te conecta también de un modo especial con tu cuerpo, y con una parte de ti muy íntima y que afecta a tu vida en muchos aspectos. Así como puedes darte cuenta en cada instante de tu día de si estás bien o mal sentada, con los métodos de reconocimiento de la fertilidad puedes saber en qué momento del ciclo estás cada día, prestando atención a la sensación vulvar (algo que puedes hacer en cualquier circunstancia, Eva Corujo lo explica genial), con la toma de temperatura y/o con la observación de la secreción cervical. 

Quitemos los tabús y los prejuicios que rodean al reconocimiento de la propia fertilidad. Recuperemos el verdadero sentido de salud sexual y reproductiva. Dejemos de ver nuestra fertilidad, nuestro cuerpo de mujer, como un enemigo al que doblegar. Es nuestro cuerpo, está bien hecho, no lo tratemos como si estuviera enfermo, como si cargara una losa, como si tuviera algo de lo que avergonzarnos y renegar. Vamos a conocernos, a aceptarnos, a querernos. Y con eso a tomar las mejores decisiones sobre nuestra salud y nuestra vida.


Algunas fuentes para saber más: 


Foto de Priscilla Du Preez en Unsplash

3 comentarios en “Fertilidad: algo más que hormonas y regla

Lo que aprendemos por el camino, muchas veces lo aprendemos con los demás... ¿Qué te ha parecido este texto?